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La crisis dispara la producción de cortometrajes

Los productores se ven obligados a buscar espacios alternativos a las salas del cine para proyectar los cortometrajes.

La producción de cortometrajes se ha visto afectada de forma positiva por la crisis. Según el INE (Instituto Nacional de Estadística), en el año 2007 comenzaron a notarse los primeros efectos de la recesión económica y se produjeron en España 156 cortometrajes. En 2010 la cifra aumentó considerablemente llegando a producirse 240 cortos en España.

La crisis económica afecta, en mayor o menor medida, a todos y cada uno de los sectores. Uno de los más perjudicados ha sido la industria del cine. Al problema de las descargas por el desarrollo de las nuevas tecnologías hay que sumarle la subida del IVA del 8 al 21 por ciento, que está causando estragos en los productores. La carencia de recursos y el encarecimiento de materiales limitan en gran medida la elaboración de largometrajes, pero han favorecido enormemente la del formato corto.

La crisis no ha sido el único detonante de la proliferación del cortometraje. El abaratamiento de las nuevas tecnologías está haciendo el resto. Imaginación e innovación se están desatando en ésta era digital. Cualquiera tiene la posibilidad de obtener recursos con los que grabar como cámaras fotográficas, de video o incluso las integradas en los teléfonos móviles.

El cortometraje parece el formato perfecto para la producción amateur ya que brinda la posibilidad de ir mejorando a través de la experiencia. Miguel Casanova un joven de 20 años, estudiante en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña, es un claro ejemplo de ello. El pasado 22 de septiembre se proyectó en el Centro de Historia de Zaragoza su primer cortometraje como director y guionista: «En el Nombre del Miedo». Una historia ficticia que trata el tema del abuso infantil de la Iglesia en España. Aunque el tema es lo de menos. La falta de unos cánones establecidos en el cortometraje posibilita una libertad creativa extrema en la que la experiencia da a los directores su propia técnica. «Todo gran director o directora de cine ha empezado haciendo cortos. Por ejemplo Rodrigo Cortés, director de «Buried», demostró que con fotos y una voz en off hecha por él mismo se pueden hacer grandes cortos como «Dirt Devil». Los cortos necesitan ser escuchados. Hay que darles una oportunidad», dice Miguel Casanova.

El acceso a material audiovisual es imprescindible para llevar a cabo estas iniciativas. En Aragón existen espacios como el Centro Cultural Matadero, en Huesca o el Ibercaja Zentrum, en Zaragoza que proporcionan el material a todos aquellos que lo necesiten. El único requisito que piden estos centros es presentar el guión del proyecto a realizar.

Estudiar en centros de formación audiovisual también da muchas posibilidades a la hora de realizar un corto. Un ejemplo es María Oliva Pisa, estudiante de CPA Salduie. “Estoy muy contenta porque el centro nos da todo tipo de facilidades”, explica María Oliva. En el CPA, los profesores no solo se preocupan por los trabajos académicos que han de realizar sus alumnos, sino que están a disposición de ellos cuando necesitan ayuda para realizar proyectos individuales. También el centro les permite hacer uso de su material y ofrecen la posibilidad de que los ex alumnos puedan utilizarlo.

Para aquellos que no pertenezcan a ningún centro educacional audiovisual siempre existen otras posibilidades de libre acceso en Aragón para obtener material técnico como “Amapola Films” o la Escuela de Cine “Un Perro Andaluz” de las que se sirvió Casanova para realizar su corto.

Pese a las ayudas materiales, la financiación de los cortos corre a cargo, en la mayoría de los casos, de sus propios productores. “El corto lo levantamos a raíz de la forma de financiación de «crowdfounding», en la que cada uno aporta una cantidad de dinero que considere oportuno. Elegimos esta forma ya que está dando muy buenos resultados actualmente”, comenta Casanova.

Las plataformas de Internet son un recurso muy útil para darse a conocer compartiendo los cortometrajes realizados con otros usuarios de la red. Gracias a su inmediatez el espectador puede ver al instante desde su casa cualquier recurso audiovisual. Aunque no es la única forma. En España se realizan más de 250 festivales de cortometrajes al año. En ellos se reúnen directores, productores y el público que comparten una afición en común: la pasión por los cortometrajes. Esta iniciativa es otra buena oportunidad para proyectar los trabajos audiovisuales.

Javier Espada, realizador de cortometrajes y director del Centro Buñuel de Calanda, señala que la mejor forma para promover el cine es a través de los festivales que se organizan en distintos puntos de España. Además, comenta que estos festivales son un estímulo y un apoyo para aquellos que están empezando en este mundo ya que como él mismo señala: “Esto incentiva a la gente a que, aunque sea con el teléfono móvil, hagan películas y que pierdan el miedo a crear”.

En Zaragoza, locales como la Sala López o El Zorro ayudan a que estas producciones audiovisuales sean proyectadas y así puedan ser vistas por un público más amplio. La Sala López ha celebrado este septiembre su primer Concurso de Cortometrajes pero ha estado vinculada al mundo del cine desde su inaguración. Esto se puede ver en la decoración del local que alude a “La Naranja Mecánica” de Stanley Kubrick y en su logotipo que hace homenaje a algunos iconos de la cultura de los setenta. El pub también colabora con distintas audiovisuales locales como son la Filmoteca de Zaragoza, Aragón televisión o Proyectaragón.

Tal y como dice Simón Valero Martín, coordinador del área de comunicación y promoción de la Sala López: “Queríamos proponer unas proyecciones más desenfadadas, lejos de las salas de cine de consumo rápido donde un espectador pudiera entrar y salir cuando le apeteciera, ver una pieza o todas, hablar en el intermedio y opinar con sus acompañantes”. A Valero Martín todas las iniciativas de apoyo a la creación audiovisual le parecen buenas y por ello la Sala López opta por convocar un concurso nacional con premios en metálico para que los productores consiguan al menos recaudar el coste de realización del corto.

Parece que el corto va para largo.  “¿Qué serían de los realizadores que hacen largos sin sus cortos primero? El cortometraje siempre va a estar ahí; al igual que el largo es necesario. Es algo que no debería perder su hueco en el panorama audiovisual”, comenta Miguel Casanova. La demanda ha crecido estos últimos años en España y es el público quien realmente da éxito al cortometraje.

httpv://www.youtube.com/watch?v=2Kl–cb2AaE

Informa: Lucía de la Sierra, Vanesa Ramos, Claudia Salete, Irene Villanueva. 3º de Periodismo Universidad San Jorge

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