Reportajes

REVELANDO OTRA IDENTIDAD: EL COSPLAY

Aficionados a la cultura nipona practican lo que se conoce como cosplay o disfraz japonés. Un entretenimiento que cobra cada vez más fuerza en nuestro país.


Reportaje y fotografía: Rebeca Oliva Aznar

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El traqueteo de la máquina de coser mantiene en vela a Leyre. Toda la noche. La luz es tenue y apenas logra iluminar el escritorio. El tic-tac del reloj resuena en las entrañas de la joven. El tiempo apremia. Observa, nerviosa, el reloj situado en la mesita de su derecha. Apenas quedan dos horas para que dé comienzo la decimonovena edición de las Jornaícas, en Zaragoza. Menos de dos horas para que Leyre, enfundada en su cosplay (disfraz), se transforme en Yuki, un personaje de manga que está destinado a morir.

El fenómeno cosplay surgió hace más de cuarenta años en los Comic Market de Tokio, grandes centros comerciales donde se vendían cómics japoneses, también llamados manga. Los seguidores de dichos mangas comenzaron a disfrazarse de algunos de los personajes que aparecían en las obras para mostrar su agradecimiento hacia los autores. Quién diría que ese pequeño gesto acabaría extendiéndose por ­todos los rincones del globo terráqueo y  manteniéndose hasta hoy en día.

El término cosplay proviene del inglés, resultado de la unión de las palabras costume (disfraz) y play (juego), es decir, una actividad que consiste en disfrazarse de personajes de ficción y actuar como tales. Todos los materiales necesarios para la realización del disfraz son adquiridos y confeccionados por el propio individuo con el objetivo de que se asemeje lo máximo posible al personaje que desea imitar.

El lugar principal de reunión para los aficionados son las convenciones de manga y cómic. En España el evento más relevante es el Salón del manga de Barcelona, el cual cerró el pasado 2015 con más de 137.000 visitantes donde casi de un 40% de los asistentes eran cosplayers. Este año, las entradas del sábado se agotaron varias semanas antes del evento y recientemente se han agotado las del domingo, a tan solo 15 días del Salón del manga. Tan solo quedan entradas de acceso para el lunes y el martes.

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Incluso las prendas más sencillas requieren horas de esfuerzo. En la fotografía, Pilar Ibáñez con su cosplay de colegiala japonesa, el cual le llevó meses de esfuerzo.

 Nuestro país cuenta cada vez con más aficionados al disfraz japonés. Desde 2009, cuando dos españolas alcanzaron la segunda posición en el World Cosplay Summit, el cosplay se ha ido asentando paulatinamente en España. Hoy en día es prácticamente imposible asistir a un evento de manga sin cruzarse con una pintoresca variedad de personas disfrazadas de diferentes personajes de ficción. Bajo la vestimenta se esconden jóvenes de entre trece y veintisiete años que exhiben el trabajo que han estado realizando.

ESPAÑA, UN PAÍS EMERGENTE

El manga y el anime son unas de las principales razones por las que los jóvenes comienzan a confeccionar sus disfraces.

«De pequeña miraba animes y le decía a mi abuela  “Oye me gusta eso ¿me puedes ­­hacer el disfraz?” Lo llevaba para carnaval y después descubrí los salones manga», confiesa Sara Colomé, una joven de 21 años, estudiante de diseño.

Por otra parte, Álvaro Jiménez, de 20 años, estudiante de informática,  asegura: «Un día quise ponerme en la piel de uno de mis personajes favoritos de anime y representar el carácter que tiene». Similar es el caso de Leyre Castillero, de 19 años y estudiante de Historia, que comenzó sus andadas a los catorce, también motivada por las series japonesas: «Solía ver anime, así que, con unas amigas, decidimos hacer un cosplay grupal todas».

Álvaro: «Un día quise ponerme en la piel de uno de mis personajes favoritos de anime y representar el carácter que tiene»

Gracias al cosplay puedes sentirte alguien diferente durante un tiempo limitado. Escapar de la rutina, de las prendas de ropa ordinarias, de las convenciones sociales. Puedes ser un ángel, un demonio o incluso un ave fénix. La propia creatividad es el límite.beefcd2a2db308c6662c57959fe98e40

La actitud en las fotografías es un factor determinante a la hora de caracterizar el personaje. En la fotografía, Ignacio Gálvez.

Y es que esta afición permite  transformarse en alguien totalmente diferente. Permite sentirse un actor que cobra en satisfacción y experiencias vividas. «Llegas a interpretar el papel del personaje tanto que te lo llegas a creer», asegura Álvaro, quien se siente plenamente actor cuando se enfunda en un disfraz hecho por él mismo.Para Sara, esta afición es como un escudo que le hace sentir alguien diferente: «Me dejo hacer fotos, que eso es importante. A mí las fotos no me gustan nada salvo cuando estoy con cosplay. Pienso que no me están sacando la foto a mí, que se la están sacando al personaje, así que no pasa nada».

Pero no solo basta con interpretar un papel. Todos coinciden en que se deben sentir identificados con el personaje a la hora de meterse en su piel, ya sea por aspectos físicos o psicológicos. El plano psicológico es determinante a la hora de que el cosplayer se sienta uno con el personaje. «Si te sientes identificado te hace mucha ilusión», sostiene Pilar Ibáñez, de 19 años, estudiante de Química. Álvaro considera el plano psicológico como el más importante a la hora de decantarse por un personaje: «He hecho personajes muy personales. Creo que no podría hacer uno que no me transmitiese nada. No podría ponerme la vestimenta sin más, tendría que ser un personaje que también me llegase interiormente».

REALIZACIÓN PASO A PASO

«No hay que hacerlos la noche anterior nunca», bromea Sara. Y es que por mucho que se planifiquen los tiempos la gran mayoría de cosplayers incide en terminar su trabajo la noche anterior al evento. Se trata de un común cliché entre la propia comunidad. Cliché que Leyre nos confirma: «La noche anterior la paso en vela terminando el cosplay porque nunca me da tiempo».

Un cosplay requiere una gran dedicación, tiempo y paciencia. Anotar los materiales, llevar a cabo diversos esquemas de dibujo y realizar múltiples compras son tan solo el principio del largo proceso que requiere realizar un disfraz a mano. «Trato de dibujar en un folio todo lo que voy a necesitar y una vez que lo tenga compro los materiales. Tengo que tener muy claro cómo hacerlo si no me bloqueo», dice Álvaro.

«De momento soy un cosplayer principiante. La mayoría los he hecho cogiendo ropa que se parecía bastante a la de los personajes», dice Ignacio Gálvez, de 23 años y estudiante de Ingeniería, quien comenzó hace apenas unos meses en este mundo. Al iniciarse, una camiseta y unos pantalones vaqueros son suficientes para caracterizar un personaje fácil, pero pronto estas prendas comienzan a ser insuficientes.

DE LA PANTALLA A LA REALIDAD

El nivel de similitud con el personaje de ficción es la característica más importante del cosplay. El resultado pretende ser un reflejo vívido de un dibujo animado, tan real que permita hacer creer a los demás que el propio personaje ha escapado de las pantallas para pasear por el mundo real.

 

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Pilar Ibáñez, aparentemente inocente, representándo a un personaje de una adolescente psicópata conocida como Yuno Gasai.

Pero no solo los humanos son el tema principal de los disfraces, también es posible caracterizar animales o seres mitológicos. En estos casos se recurre a lo que se llama “gijinka” o traducido como “humanización” que, como bien su nombre indica,  se trata de humanizar un personaje no antropomorfo. En este ámbito la imaginación y creatividad es un factor determinante, dado que se realiza un papel más interpretativo del animal. 

 

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La caracterización de animales también es posible. En este caso se representa a Ho-Oh, un ave Fénix. Fotografía: Álvaro Naranjo.  

 PROBLEMAS DE DISCRIMINACIÓN

Todavía no se ha alcanzado un nivel de aceptación por parte de algunos sectores de la sociedad. Insultos como “friki” o “inmaduro” son las palabras más comunes que tienen que escuchar los aficionados.

Ignacio: «Es como si fuera un arte porque lo creas tú»

Sara narra entre risas: «El año pasado llevaba un vestido muy pomposo y tenía una peluca de color azul. Vivía en un barrio muy malo y tenía que salir por la mañana. Estaban por ahí los ancianos y me gritaban “oye ¿llevas las bragas del color del pelo?”».

Pretenden concienciar a los demás haciéndoles ver que se han de respetar las aficiones de los demás siempre y cuando no hagan daño a nadie. «Es como si fuera un arte porque lo creas tú.  Hay un trabajo detrás que impresiona», argumenta Ignacio, también incide en el laborioso trabajo de un cosplay y que ,en ningún caso, debe ser motivo de burla.

 EL COSPLAY EN ZARAGOZA

Esta afición en la capital aragonesa no está tan extendida como en otras ciudades. La escasa participación ha provocado que apenas se cuenten con dos eventos al año: las Jornaícas y la Expocómic. Es por ello que aquellos que practican esta afición se ven obligados a viajar hacia otras ciudades.

Este es el caso de Sarah, Alv, Serbal, Piki y Elyre (nombres artísticos), jóvenes zaragozanos aficionados al cosplay.

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Pilar (Piki)

Ganadora de dos concursos de cosplay, Pilar se ha visto obligada a dejar en un segundo plano esta afición a causa de los estudios:

«Hay que ser realista. No puedo tener tanto tiempo como para trabajar los cosplays».

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Ignacio (Serbal)

Comenzó hace apenas seis meses y ya ha realizado tres cosplays. Ignacio cuenta cómo empezó en este mundo:

«Una amiga me animó a hacer un cosplay juntos de la misma serie y así dejé de observar a otros cosplayers para empezar a hacerlos yo mismo».

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Sara (Sarah Dandh)

Sara cuenta cómo hace uso del cosplay para aprovechar al máximo la venta de sus dibujos:

«Lo tengo como un complemento para los stands de dibujo porque la gente viene a comprar más si estás disfrazado. Ellos dicen: “Voy a pedirle una foto” y yo les digo: “Hay foto si me compras un fanzine”».

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Leyre (Elyre)

Cuenta con una larga trayectoria en el mundo de cosplay. Llegó a alcanzar el primer puesto en la XVII edición de las Jornaícas. Leyre cuenta como reaccionaron sus padres al saber de su afición:

«Al principio les chocó un poco, pero mi madre decía literalmente: “Prefiero que  hagas cosplay a que vayas de botellón por ahí”».

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Álvaro (Alv)

Su especialidad es adaptar personajes de género femenino al masculino, práctica conocida como genderbender. Álvaro narra por qué decidió tomar esta especialidad:

«No había visto ningún cosplay de un personaje femenino que me gustaba en forma masculina así que decidí ponerme a ello».

Acerca del autor

Rebeca Oliva

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